Un estudio revela que tenemos de media el triple de experiencias positivas que negativas, ¡pero nuestro cerebro tiende a fijarse en lo negativo y a olvidar lo positivo! ¿Cuál es el remedio o antídoto para este sesgo negativo? La gratitud.
Las personas agradecidas tienden a mostrar menos problemas físicos y valoran sus vidas más positivamente, cumplen mejor sus metas y viven de forma más saludable. Plasmar pensamientos y sentimientos en un papel es una de las mejores formas de apaciguar nuestros estados mentales y emocionales. Nos proporciona claridad, equilibrio y serenidad.
Las personas que mantienen un diario de gratitud reportan múltiples beneficios:
- Nos brinda una mayor presencia, conciencia y favorece una actitud más abierta y expansiva.
- Fortalece nuestros sentimientos de conexión, propósito y satisfacción en las relaciones personales y sociales: la gratitud nos estimula a ver el apoyo que recibimos de los demás, lo que contribuye a fortalecer nuestros vínculos con otros seres.
- Nos hace estar más alegres, optimistas y entusiastas. Al recordarnos que nuestra vida está rodeada de buenas personas y buenas cosas, dejamos de ver solamente lo negativo e indeseable.
- Tenemos mayor autoconciencia: obtenemos una nueva perspectiva acerca de lo que es importante y lo que realmente apreciamos.
- Y por último, incrementa nuestra capacidad de observación, concentración y atención: el acto de agradecer nos exige hacer un repaso o recapitulación del día, que en esencia implica concentración, auto-observación y atención introspectiva.
Por todo esto creo que a partir de ahora sería un buen momento crear el hábito de escribir cada día en nuestro diario de la gratitud.